Puebla, México.

Rodrigo Moya dedicó la mayor parte de su vida a las letras, a pesar de ello afirma que su gran vocación fue la fotografía, pero ¿acaso no es esta última otra forma de escritura? Con su lente retrató la periferia de las ciudades, el campo mexicano en la época de la devaluación, así como las expresiones de los escenarios teatrales.

Durante su época activa en el fotoperiodismo, Moya realizó encargos fotográficos que tenían límites, en cuanto a qué era lo que podía ser impreso en la época de los 60´s. Mientras los grandes periódicos trataban de construir una imagen de las maravillas del desarrollo económico “estabilizador” en el país, en aquel momento el joven fotoperiodistas buscó la manera de mostrar en sus encuadres las condiciones de la periferia, donde estaban los desplazados y olvidados de aquellas promesas de progreso.

Un joven Rodrigo Moya.

Usó la estrategia de la doble cámara durante sus trabajos en el periodismo, el cual lo recomienda a sus colegas fotoperiodistas y que consiste en llevar consigo dos dispositivos fotográficos, uno para los encargos específicos del medio (periódico) en que se labora y otra para captar lo que el ojo curioso ve durante el trayecto para cumplir con las mandas, aunque este material no pueda ser publicado inmediatamente queda y su uso puede ser más que enriquecedor, pues se cuentan las otras historias no oficialistas.

“Mi trabajo es transgresor de las normas políticas” Rodrigo Moya.

Así es como la exposición que se presentará en el Museo Amparo, en colaboración con el Centro de la Imagen, se compone de dos tipos de fotografías, las de encargo y las de doble cámara. La curadora de la obra Laura González, amiga cercana del autor, afirma que dentro de todo el trabajo de Moya se puede percibir, si se mira con detenimiento, una fotografía con memoria histórica, con una carga de mensaje en cada uno de los disparos.

“La obra de Moya es dialéctica, en el espacio del encuadre busca sintetizar aquellos rasgos antitéticos que, en su enfrentamiento y choque permanente, construyen la compleja e híbrida realidad de México”. M. A

Trabajos en Chiapas, Rodrigo Moya.

Él afirmó se ve sorprendido por su propio trabajo pues se ha redescubierto en sus propias tomas, en aquellos negativos que ha desempolvado después de más de 30 años, cuando abandono la práctica de la imagen y se dedicó a la escritura. Incluso afirma que sus allegados lo han hecho mirar su trabajo desde otro enfoque y fotografías que nunca vieron la luz ahora lo han hecho en esta exposición. Ahora se dedica a la ordenación, el cuidado y edición de sus obras.

Foto de las fotos en el Museo Amparo.

La exposición sólo abarca el trabajo de Moya desde 1955 hasta 1968 en México y será inaugurada el próximo 2 de febrero a las 12 horas, junto con una charla a cargo del autor y la curadora González. Además, se podrán admirar las más de 200 impresiones fotográficas originales en plata gelatina, divididas en cinco secciones temáticas: Ciudad, Periferia, Campo, Conmoción social y Escena (teatro).